En esta semana nos ha sorprendido un documental de la “National Geographic” con una revelación, en un momento oportuno para incrementar las ventas. Es la aparición de un supuesto “Evangelio de Judas” que relataría otra versión distinta a los Evangelios de la Iglesia. Allí se presentaría al Apóstol como un cómplice secreto de un Jesús que lo impele a la traición. Nada mejor que la época de la Pascua para poder vender el video y los dos libros que esta “empresa comercial” ha puesto en circulación comercial.
¿De que se trata este escrito? Más que repasar su contenido, pongamos la atención en toda la obra en general. Es un conjunto de 26 papiros encuadernados en cuero que fueron encontrados en unas cuevas de Egipto en 1978. Desde allí circuló de mano en mano por quienes coleccionan estas cosas y las guardan en cajas fuertes. Hace un tiempo la National Geographic encarga su traducción y, en estas Pascuas, la da a difusión.
Dicen los especialistas que es un texto escrito en copto y que posiblemente sea la traducción de un original escrito en griego. El copto es el idioma de los primeros cristianos de Egipto. Hoy todavía se siguen celebrando Misas en ese idioma y en ese país.
A través de distintos métodos, los investigadores llegaron a la conclusión de que fue escrito en el siglo III ó IV; es decir, entre el año 200 y el 400 luego del nacimiento de Jesucristo. Pero el original griego sería del año 150 y puede ser el libro citado por san Ireneo de Lyón en su obra «Contra las herejías», escrita en torno al año 180.
Aquí se les presenta un problema a quienes quieren poner este libro a la misma altura de los cuatro Evangelios de la Biblia. ¿Por qué? Sencillo. Los cuatro evangelios fueron escritos por dos personas que conocieron directamente a Jesús como fueron Mateo y Juan. Los otros dos fueron escritos en tiempos de los primeros cristianos, por Marcos y Lucas, quienes con seguridad conocieron a los Apóstoles y charlaron muchas veces con ellos.
Pero si este supuesto “Evangelio de Judas” fue escrito en el 150, como dicen los investigadores, ¿cómo puede relatar con fidelidad las palabras de Jesús y de Judas? Pensémoslo desde nuestra realidad. Yo puedo escribir un libro hoy, en el 2006, sobre Rosas y el pronunciamiento de Urquiza. Lo puedo hacer con todos los datos que la historia me aporta y eso esta bien. Pero... de ahí a decir que yo estuve en el tiempo de Rosas y Urquiza y que les estoy relatando eso que yo mismo experimenté... Bueno, lo puedo decir, pero seguramente me mandarán directamente a una clínica psiquiátrica. Ni más ni menos de serio es el supuesto “Evangelio de Judas” que la “National Geographic” nos ha presentado.
Ahora pasemos al contenido, aunque también de manera general. Este libro existe, pero ¿quién fue su autor? Pertenece a una serie de libros que son de una especie de secta que se denomina gnosticismo. Quienes pertenecían a ella se creían “iluminatis”, es decir, iluminados por una sabiduría arcana que se transmitía de manera secreta entre quienes eran dignos de ese conocimiento. Usualmente hacían lo que hoy también está de moda: tomaban algunos elementos de distintas religiones y con ellos hacían un pegote que suponían producto de un conocimiento superior. A este grupo de escritos pertenecen el supuesto “Evangelio de Maria Magdalena” o el supuesto “Evangelio de Tomás”. Con un trozo de este último se hizo la película “Estigma” que tantas confusiones sembrara entre los creyentes sencillos.
Podríamos decir muchos otras cosas sobre el supuesto “Evangelio de Judas” o sobre el gnosticismo. Pero no es nuestra intención porque no creemos que sea el momento adecuado para darle importancia a estas falacias humanas. Hoy ingresamos a la Semana Santa. Y nuestra atención debe centrarse en Dios, en su misterio de amor que busca al hombre y que se entrega para darle vida. Por eso debemos prestar mucha atención a su Palabra leída desde la Biblia y celebrada en los sacramentos cristianos. Las voces del mundo resuenan fuerte buscando grandes réditos económicos. Sepamos dejar paso el silencio y, en la profundidad de nuestro corazón, celebrar al Dios que nos dice Palabras de Vida Eterna.
¿De que se trata este escrito? Más que repasar su contenido, pongamos la atención en toda la obra en general. Es un conjunto de 26 papiros encuadernados en cuero que fueron encontrados en unas cuevas de Egipto en 1978. Desde allí circuló de mano en mano por quienes coleccionan estas cosas y las guardan en cajas fuertes. Hace un tiempo la National Geographic encarga su traducción y, en estas Pascuas, la da a difusión.
Dicen los especialistas que es un texto escrito en copto y que posiblemente sea la traducción de un original escrito en griego. El copto es el idioma de los primeros cristianos de Egipto. Hoy todavía se siguen celebrando Misas en ese idioma y en ese país.
A través de distintos métodos, los investigadores llegaron a la conclusión de que fue escrito en el siglo III ó IV; es decir, entre el año 200 y el 400 luego del nacimiento de Jesucristo. Pero el original griego sería del año 150 y puede ser el libro citado por san Ireneo de Lyón en su obra «Contra las herejías», escrita en torno al año 180.
Aquí se les presenta un problema a quienes quieren poner este libro a la misma altura de los cuatro Evangelios de la Biblia. ¿Por qué? Sencillo. Los cuatro evangelios fueron escritos por dos personas que conocieron directamente a Jesús como fueron Mateo y Juan. Los otros dos fueron escritos en tiempos de los primeros cristianos, por Marcos y Lucas, quienes con seguridad conocieron a los Apóstoles y charlaron muchas veces con ellos.
Pero si este supuesto “Evangelio de Judas” fue escrito en el 150, como dicen los investigadores, ¿cómo puede relatar con fidelidad las palabras de Jesús y de Judas? Pensémoslo desde nuestra realidad. Yo puedo escribir un libro hoy, en el 2006, sobre Rosas y el pronunciamiento de Urquiza. Lo puedo hacer con todos los datos que la historia me aporta y eso esta bien. Pero... de ahí a decir que yo estuve en el tiempo de Rosas y Urquiza y que les estoy relatando eso que yo mismo experimenté... Bueno, lo puedo decir, pero seguramente me mandarán directamente a una clínica psiquiátrica. Ni más ni menos de serio es el supuesto “Evangelio de Judas” que la “National Geographic” nos ha presentado.
Ahora pasemos al contenido, aunque también de manera general. Este libro existe, pero ¿quién fue su autor? Pertenece a una serie de libros que son de una especie de secta que se denomina gnosticismo. Quienes pertenecían a ella se creían “iluminatis”, es decir, iluminados por una sabiduría arcana que se transmitía de manera secreta entre quienes eran dignos de ese conocimiento. Usualmente hacían lo que hoy también está de moda: tomaban algunos elementos de distintas religiones y con ellos hacían un pegote que suponían producto de un conocimiento superior. A este grupo de escritos pertenecen el supuesto “Evangelio de Maria Magdalena” o el supuesto “Evangelio de Tomás”. Con un trozo de este último se hizo la película “Estigma” que tantas confusiones sembrara entre los creyentes sencillos.
Podríamos decir muchos otras cosas sobre el supuesto “Evangelio de Judas” o sobre el gnosticismo. Pero no es nuestra intención porque no creemos que sea el momento adecuado para darle importancia a estas falacias humanas. Hoy ingresamos a la Semana Santa. Y nuestra atención debe centrarse en Dios, en su misterio de amor que busca al hombre y que se entrega para darle vida. Por eso debemos prestar mucha atención a su Palabra leída desde la Biblia y celebrada en los sacramentos cristianos. Las voces del mundo resuenan fuerte buscando grandes réditos económicos. Sepamos dejar paso el silencio y, en la profundidad de nuestro corazón, celebrar al Dios que nos dice Palabras de Vida Eterna.